Audio:
El
sonido es una de las partes muy importantes en una película cinematográfica, en
una filmación o grabación de vídeo. Y, por supuesto, en la música.
A
través del sonido podemos captar muchas cosas sin verlas. El sonido nos entrega
de forma directa lo que se nos quiere transmitir, es decir el contenido de un
mensaje, una sensación. En cambio, la imagen muestra lo que ocurre.
Los
humanos somos más tolerantes con la visión y aceptamos con más facilidad un
error, que el oído con el sonido.
El desarrollo de una línea sociológica de cuestionamiento en torno a la música plantea algunos problemas. Un primer problema consiste en saber de qué se habla cuando se habla de música. Es verdad que cualquier diccionario común suministrará una definición aceptable, pero la cuestión es menos simple de lo que parece, por ejemplo: música es un arte que se expresa mediante la ordenación de los sonidos en el tiempo. En esta definición, se subraya la existencia de sonido, sea cual fuere, y su ordenación en el tiempo, lo que hace suponer que existe algo o alguien que ordena y la idea de ritmo (orden en el tiempo).
El vídeo digital convierte la imagen
real captada por la cámara en lenguaje binario de 1 y 0. La señal eléctrica que
recibe la cámara ya no es plasmada en un soporte electromagnético. En vídeo
digital la información en sistema de bits se puede almacenar en discos duros o
en soportes digitales.
Cada imagen del vídeo digital está
compuesta de un número concreto de pixels. Los pixels serán, por tanto, la
unidad mínima y determinarán la calidad de la imagen digital. Éstos tendrán la
información del color y de la disposición de la imagen según su codificación en
sistema binario.
La extensión de ChromeDownloadify tomaba ventaja de la falta de encriptación en el reproductor web HTML 5 de Spotify, el cual fue liberado en noviembre pasado por la compañía en formato beta.
Con un simple par de clics, los usuarios podían descargar archivos en formato MP3, libres de controles de copiado digital o DRM.
Las compañías no han confirmado el número de canciones descargadas a través de la extensión. Hasta el momento Google ha sido la única que ha confirmado a medios de comunicación estadounidenses que ya ha retirado Downloadify de la tienda de Chrome.
Aunque el acceso al catálogo completo de Spotify es exclusivo para los clientes Premium y tiene un costo de $99 pesos al mes, la firma ofrece a la mayoría de los nuevos usuarios la prueba del servicio por un mes sin costo.
A diferencia de tiendas en línea de música, como iTunes o Mixup, donde los usuarios pagan el costo de cada canción o disco, en Spotify no es posible adquirir las melodías. Los miembros de la plataforma deben pagar una renta mensual para poder escuchar su oferta de música vía web, sin publicidad de terceros y en diferentes dispositivos.
La falta de cuidado en la seguridad de su plataforma podría costarle más que un par de canciones a Spotify, en un momento en el que la compañía trata de expandir su presencia global y ganar terreno frente al verdadero dueño del mercado de las descargas digitales: la piratería.
Spotify es uno de los principales competidores y beneficiaros de este segmento. La firma cerró 2012 con más de 20 millones de usuarios suscritos a su servicio en todo el mundo, poco más de cinco millones son miembros que pagan por la plataforma. A mediados de abril de 2013 anunció su ingreso al mercado mexicano.
Sin embargo, la compañía sueca todavía tiene que lidiar con el principal problema de la música digital, la piratería. Datos de la misma IFPI estiman que más de 90% de las descargas de melodías digitales provienen de servicios ilegales.
México es uno de los países donde el fenómeno de la piratería está más presente. De acuerdo con la Amprofon en su estudio Reporte de descargas digitales 2011 (el último que han liberado) en el país se descargan anualmente más de 6,068 millones de canciones de manera ilegal.
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